Crónica: Resurrection Fest (jueves 16)

Y a la décima edición, por fin me decidí a ir al Resu. El festival gallego que empezó dedicándose al hardcore y al punk y que poco a poco ha ido introduciendo metal en sus carteles hasta convertirse en un referente nacional y casi europeo. Tras comerme unas 10 horas de bus desde Zaragoza, llegué a ese requetemajo pueblo que es Viveiro. Emplazamiento aparentemente tranquilo que se revoluciona durante estos tres días al año, recibiendo miles de fans del metal, hardcore y punk. Se les ve acostumbrados a esto y ya te reciben con los brazos abiertos, te ayudan en lo que necesites y te tratan genial, así que mil gracias a la gente de la zona.

Tras llegar al Resucamp, construir la tienda de campaña en una compleja tarea de ingeniería y todo eso, tocaba ir calentando los motores para un festi guapo, guapo.

El primer día era el más flojo para lo que es mi gusto, lo que me ponía realmente palote no empezaba hasta las 19:30 cuando Soulfly iban a saltar al escenario gordote. Paseos por Viveiro, rondas de 1906 para amenizar, hasta que lo mandé a tomar por culo todo y me metí para adentro, no aguantaba más. Tocaban Oathbreaker en la carpa, vi a la niña de The Ring frente al micro, el bajista que llevaba 7 Red Bulls encima y poco más. Propuesta original, rollete hardcore mezclado con toques de ¿black? No sé, no me llamaron la atención. Fui a por la primera birra y pude pillar un sitio majo para Betraying The Martyrs, banda de deathcore liderada por el profesor Xavier de los X-Men versión jarcor (para los nuevos, esto son bromas habituales sin ganas de ofender), tocaron 8 temas de los cuales vi unos 5 antes de pillar sitio para Soulfly. Pero oye, que pese a no ser de mi rollo, estuvieron enormes y hicieron disfrutar mucho a sus seguidores, sobre todo con el carisma que desprende su voceras Aaron Matts. Pero era turno de ver a una leyenda del metal. A las 19:30 hacían su aparición los Soulfly del señor Max Cavalera nada más y nada menos. Y decir que bueno, el tío no puede con los huevos, está en baja forma y le cuesta sacar adelante algunos temas, aunque lo compensa con su carisma y con esos temazos de Sepultura y de Soufly. El sonido que tuvieron fue bastante malo y fijo que al que los vió desde atrás le pareció un concierto infumable. Los que estábamos metidos en la guerra lo disfrutamos bastante y apenas nos dimos cuenta de lo otro, pero viéndolo en perspectiva y con niveles normales de adrenalina, pues eso... no fue el mejor concierto del día que digamos...


Una birra y algo de jalar para reponer fuerzas mientras en el Chaos Stage descargaban su material Suicide Silence, uno de los platos fuertes del día para muchos... pero a mi no me van. No estuvieron nada mal, se dejaron los huevos ahí encima, pero no son mi rollo. La voz de Eddie Hermida no me entra ni con calzador. Dejé que sus fans lo gozaran con ellos y fui a pillar sitio para ver a las leyendas del hardcore punk, Refused. Y ojo con estos. Los vi por curiosidad y me quedé cerca de la torre de sonido para verlos bien y la verdad, dieron un conciertazo. Vestidos de camareros de restaurante de esos en los que te cobran 5 euros solo por el pan, los suecos se dejaron la piel sobre el Main Stage del Resu y nos dejaron boqueabiertos con su poderoso directo. Basaron el setlist en su mítico The Shape of Punk to Come, metiendo las nuevas Elektra y Françafrike. Con Dennis haciendo malabarismos con el micro y sin parar de moverse y saltar. De diez los Refused. Y agradecido, ya que pensaba que tras lo infumables que me parecieron Suicide Silence y Oathbreaker me estaba volviendo un puto cerrado de mente, pero no... simplemente depende de como te entre un grupo por los oídos. Apoteósico el cierre de concierto con New Noise.

Hora de cenar viendo dos temas de Comeback Kid desde la carpa. Hacer una crónica basándome en dos temas, pos como que es una estupidez. Sonaron bien y tal, pero poco puedo decir. Me habría gustado verlos mejor ya que me parecían una banda muy interesante. Al poco me fui a pillar sitio para otra leyenda... los Black Label Society de Zakk Wylde colega, ese tío que caga cadenas de hierro. Que es más heavy que violar a un puercoespín. Más heavy que unos calzoncillos de esparto. Más heavy que un bocata de tachuelas. Eso es Zakk Wylde colega. Tiene tantísimo carisma que a ratos parecía que tocaba él solo, No nos dedicó ni un puto "thank you", pa qué, no interactuaba directamente, pero le basta con levantar el puto puño. Coñas aparte, Black Label Society dieron uno de los mejores conciertos del festival a base de temazos como Bleed For Me, Funeral Bell, Suicide Messiah y un solo de guitarra de ¿cuánto? ¿10 minutos? Bestial. Tuvieron escenografía, tiempo y sonido de cabezas de cartel, más de todo que Refused que no trajeron ni fondo. Cosas de grupos, no sé... cerraron su gran actuación con la extraordinaria Stillborn y yo me fui al Chaos a quitarme la espina de no haber visto a Cannibal Corpse en Palma. Los de Buffalo sonaron bestiales, por lo que me cuentan, temblaba hasta la zona del Resucamp con su sonido. Demented Aggression, Evisceration Plague, Kill or Become, la ultra-romántica (palabra de Corpsegrinder) I Cum Blood o Hammer Smashed Face aplastaron cabezas con un Fisher desbocado y yo lamentaba no haber podido verlos en sala cuando vinieron al lado de mi casa...

Las 10 horas de bus pesaban mucho en piernas y espalda, por lo que decidí retirarme y, muy a mi pesar, perderme a mis queridos Berri Txarrak... pero es que había muchísimo que ver al día siguiente...

(Crónica del Viernes)
(Crónica del sábado)

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